Hijo de un monje budista. Joven aficionado a las revistas de ciencia ficción. Conoció la vida adulta como prisionero de guerra.
Ishiro Honda dirigió “Godzilla” en 1954. A menos de una década de Hiroshima y Nagasaki. Por eso su monstruo es radioactivo. Y algunos lo entienden como su interpretación del ataque norteamericano y el desastre nuclear.
Pero, ¿cómo nació su criatura? Varios son los factores. Miembro de una familia con una larga tradición en el ejercicio del budismo, buscó rutas de escape en la ciencia ficción, lo que lo llevó a ser parte de la primera promoción de la especialidad de cine en la Universidad de Nihon.
Cuando sus ilusiones empezaron a materializarse con la cámara, es convocado por el primer regimiento de Infantería. Tenía 24 años y Japón se preparaba para la Segunda Guerra Mundial enfrentando a China.
En 8 años Honda fue llamado al frente tres veces. En una ocasión fue capturado y mantenido como prisionero de guerra por más de 6 meses.
Cuando pensaba decirles adiós a las armas y regresó al cine, estalló la verdadera guerra. La mundial.
Recién pudo dirigir su primera película a los 40 años. No pararía. Lograría filmar casi 50 cintas, dirigir diversas series de televisión (como “El regreso de Ultraman”) y colaborar en diversas películas de su gran amigo Akira Kurosawa.
A Honda se le conoce como uno de los creadores de una nueva manera de hacer cine en Japón. Y los títulos de sus obras lo dicen todo: “Rodan, el monstruo alado” (1956), “Batalla en el espacio exterior” (1959), “Mothra” (1961), “King Kong vs. Godzilla” (1962), “Frankenstein conquista el mundo” (1965), “Latitud Cero” (1969) y “Terror de MechaGodzilla” (1975).
Su socio para los fundamentales efectos especiales fue Eiji Tsuburaya. Su pacto creativo se selló con “Godzilla”. Hasta ese momento primaba la técnica de movimiento animado usado por Willis O’Brien para el primer “King Kong” (1933). Tsuburaya fue más allá y usó para encarnar al monstruo radioactivo a un hombre en traje de goma. La iluminación, los ángulos, la edición convirtieron lo inverosímil en aterrador.
Más de 20 precuelas, secuelas y versiones le siguieron hasta hoy. Saltó a diversos continentes, atravesó idiomas, culturas y formatos. Fue una serie de Hanna-Barbera, cómic de Marvel y también tuvo su versión para Atari, Nintendo, Play Station y Wii. Y se anuncia que para el 2012 Hollywood volverá a convocarlo.
¿Honda sabía que su hijo más terrible provocaría todo esto? Nunca se sabrá, pero lo cierto es que Ishiro vivió la fama de su criatura y hasta sus últimos días fue tratado como un ícono viviente de la ciencia ficción no solo japonesa.
Capítulo aparte merece su trabajo con Akira Kurosawa, con quien se conoció cuando ambos comenzaban su carrera. Sin embargo, solo colaborarían directamente cuando Honda tenía 68 años y Kurosawa 69. Ishiro fue jefe del departamento de dirección de “Kagemusha”. También trabajaría en “Ran”, “Rapsodia de Agosto”, “Madadayo” y “Sueños”, en cuyo créditos figura como co-director. El sueño del hombre que cruza el túnel y al salir se encuentra con un soldado de una batalla donde solo él sobrevivió es evidentemente un reflejo de una parte fundamental de la vida de alguien que nació en 1911, murió en 1993 y el próximo 7 de mayo cumpliría 100 años (J.C. Méndez) - Fuente Caretas.
Ishiro Honda dirigió “Godzilla” en 1954. A menos de una década de Hiroshima y Nagasaki. Por eso su monstruo es radioactivo. Y algunos lo entienden como su interpretación del ataque norteamericano y el desastre nuclear.
Pero, ¿cómo nació su criatura? Varios son los factores. Miembro de una familia con una larga tradición en el ejercicio del budismo, buscó rutas de escape en la ciencia ficción, lo que lo llevó a ser parte de la primera promoción de la especialidad de cine en la Universidad de Nihon.
Cuando sus ilusiones empezaron a materializarse con la cámara, es convocado por el primer regimiento de Infantería. Tenía 24 años y Japón se preparaba para la Segunda Guerra Mundial enfrentando a China.
En 8 años Honda fue llamado al frente tres veces. En una ocasión fue capturado y mantenido como prisionero de guerra por más de 6 meses.
Cuando pensaba decirles adiós a las armas y regresó al cine, estalló la verdadera guerra. La mundial.
Recién pudo dirigir su primera película a los 40 años. No pararía. Lograría filmar casi 50 cintas, dirigir diversas series de televisión (como “El regreso de Ultraman”) y colaborar en diversas películas de su gran amigo Akira Kurosawa.
A Honda se le conoce como uno de los creadores de una nueva manera de hacer cine en Japón. Y los títulos de sus obras lo dicen todo: “Rodan, el monstruo alado” (1956), “Batalla en el espacio exterior” (1959), “Mothra” (1961), “King Kong vs. Godzilla” (1962), “Frankenstein conquista el mundo” (1965), “Latitud Cero” (1969) y “Terror de MechaGodzilla” (1975).
Su socio para los fundamentales efectos especiales fue Eiji Tsuburaya. Su pacto creativo se selló con “Godzilla”. Hasta ese momento primaba la técnica de movimiento animado usado por Willis O’Brien para el primer “King Kong” (1933). Tsuburaya fue más allá y usó para encarnar al monstruo radioactivo a un hombre en traje de goma. La iluminación, los ángulos, la edición convirtieron lo inverosímil en aterrador.
Más de 20 precuelas, secuelas y versiones le siguieron hasta hoy. Saltó a diversos continentes, atravesó idiomas, culturas y formatos. Fue una serie de Hanna-Barbera, cómic de Marvel y también tuvo su versión para Atari, Nintendo, Play Station y Wii. Y se anuncia que para el 2012 Hollywood volverá a convocarlo.
¿Honda sabía que su hijo más terrible provocaría todo esto? Nunca se sabrá, pero lo cierto es que Ishiro vivió la fama de su criatura y hasta sus últimos días fue tratado como un ícono viviente de la ciencia ficción no solo japonesa.
Capítulo aparte merece su trabajo con Akira Kurosawa, con quien se conoció cuando ambos comenzaban su carrera. Sin embargo, solo colaborarían directamente cuando Honda tenía 68 años y Kurosawa 69. Ishiro fue jefe del departamento de dirección de “Kagemusha”. También trabajaría en “Ran”, “Rapsodia de Agosto”, “Madadayo” y “Sueños”, en cuyo créditos figura como co-director. El sueño del hombre que cruza el túnel y al salir se encuentra con un soldado de una batalla donde solo él sobrevivió es evidentemente un reflejo de una parte fundamental de la vida de alguien que nació en 1911, murió en 1993 y el próximo 7 de mayo cumpliría 100 años (J.C. Méndez) - Fuente Caretas.
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